Ser mujer biológicamente no implica traer a cuestas el sufrimiento, “las mujeres merecemos ser felices”. Senadora Ana Lilia Rivera

El Senado de la República adelantó la conmemoración del Día Internacional de la Mujer en una sesión solemne, dónde se realizó un recuento de los logros, se reconocieron los desafíos y se reafirmó el compromiso con la igualdad de género.

“Como presidenta del Senado, me siento honrada de dirigirme a ustedes en esta significativa ocasión. Y hago hincapié en mi cargo, no por vanidad, sino porque en mi camino hacia esta posición he vivido de primera mano las barreras que enfrentan las mujeres para concretar sus proyectos de vida en libertad, con autonomía, sin miedo y sin ataduras.
Desde la violencia, en todas sus expresiones, hasta la falta de representación en puestos de liderazgo. Hay mucho trabajo por hacer; pero también he sido testigo del increíble poder de solidaridad y apoyo entre nosotras, mujeres que se levantan unas a otras y desafían las expectativas.

En este Recinto, donde las decisiones que moldean nuestro país se toman día tras día; es fundamental reflexionar sobre el papel que las mujeres desempeñan en la construcción de un mundo más igualitario y justo” expresó Ana Lilia Rivera Rivera, Presidenta de la Mesa Directiva.

Así mismo la legisladora tlaxcalteca hizo un llamado para reivindicar los derechos humanos de las mujeres, mencionando que es tiempo es de conquista, de hacer realidad la paridad de género y el arribo histórico de las mujeres a la cabeza de los poderes. Invitó también a seguir colocando en el centro de cualquier espacio de toma de decisiones, las necesidades de las mujeres, el respeto a sus derechos y a impulsar un cambio ideológico que nos permita destruir los poderes tradicionales del patriarcado; para sentar las bases renovadoras sobre la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres.

Finalizó su extraordinario mensaje con esta frase: Nuestros temas, no son moda, no son eslogan; siguen siendo necesario discutirlas y atenderlas; juntas y juntos podemos crear un mundo donde todas las personas independientemente de su género tengan oportunidad de vivir vidas plenas, significativas y libres de prejuicios, de estigmas y de sufrimiento.

Ser mujer biológicamente, no implica traer a cuestas en la espalda el sufrimiento. Las mujeres merecemos ser felices, merecemos ser amadas, merecemos ser respetadas y merecemos que se respete nuestra vida. ¡Que vivan las mujeres!