El pasado 17 de marzo, Freed Sandoval empezó a sentirse mal, creyó que el consumo de algún alimento le había provocado una infección gastrointestinal, pero los síntomas aumentaron con la pérdida de los sentidos del olfato y del gusto, acompañados de fiebres de más de 38 grados.
Acudió a consulta médica e inició un tratamiento para malestares de las vías respiratorias, sin embargo los síntomas no cedían.
Llegó al Hospital General de Zona (HGZ) No. 1, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tlaxcala, el día 24 de marzo, donde fue atendido, en medio de un protocolo de atención, que era la primera vez que se ejercía.
Fue una atención expectante, dado que era el primer caso de COVID-19 que ingresaba al hospital; los médicos y paramédicos de los Equipos COVID tenían que brindar una atención especializada basada en los conocimientos teóricos, así como en la capacitación tomada sobre el SARS-CoV-2.
Afortunadamente, se dio el vínculo empático y de confianza entre el personal que inició su atención, Freed relató: “al ser el primer paciente, tenía una atención personalizada, creo que juntos aprendimos sobre la evolución de la enfermedad”.
Hoy, Freed ve hacia atrás y rememora cada día vivido en el hospital, alejado de su familia y cobijado por el personal del IMSS que le tocó atenderlo rotativamente, las 24 horas, durante 20 días que estuvo hospitalizado, hasta su alta, el día 10 de abril.
Refirió que le motivaba escuchar la lectura de las cartas o mensajes enviados por su familia, así como las expresiones verbales y escritas de ánimo, brindados por el personal.
“Sin duda, las palabras de aliento y el que me tomaran de la mano para decirme todo va salir bien, fueron esenciales durante cada día que estuve internado en el hospital de La Loma”, comentó.
A pesar del buen trato y talento de médicos y enfermeras, el sufrimiento y el dolor causados por el COVID-19, son inenarrables. “Tenía mucho miedo, estrés, dolor, fiebre y soledad”.
Menciona que se convirtió en el primer paciente donador de plasma en Tlaxcala. “Mi decisión de donar plasma, fue con la intención de ayudar a otras personas que están sufriendo lo mismo que yo pasé, para que su recuperación sea más rápida; porque sé, que a través de la donación podemos salvar vidas”.
Freed Sandoval, a través de su testimonio, reflexiona e invita a la población a que se cuide y a que no baje la guardia, pero sobre todo, pide confiar en el personal de salud.
“Reconozco el esfuerzo y dedicación que implica estar en la primera línea de batalla, arriesgando su vida para atender a los pacientes, pero yo confié en ellos y en sus cuidados; creo que los milagros existen y yo soy uno de ellos”, refirió.
Recomendó seguir las instrucciones básicas: lavarse las manos con agua y jabón de manera constante, usar cubrebocas, goggles o caretas protectoras, guardar la sana distancia, procurar estar el menor tiempo posible fuera de casa, evitar estar en lugares cerrados y con gente.
Si cada quien se cuida, todos nos cuidamos. Esta será la clave para salir más pronto de esta epidemia, señaló Freed.