Con información de www.mexicodesconocido.com.mx
Los pescuezos de pollos son una de esas pequeñas delicias secretas y accidentales de la gastronomía mexicana. Su historia se remonta a una de las formas más antiguas de preparar la carne de pollo, es decir, rostizado. Se sabe que esta forma de cocción ya existía de forma elaborada en la Edad Media, donde existían parrillas hornillas con espiedos que giraban con la ayuda de perros.
Posteriormente, los pollos rostizados se equiparon con máquinas de vapor o maquinaria semejante a la de la relojería para hacer girar la carne. Debido a la relativa sencillez de la preparación, se sabe que ha sido un alimento muy popular, llegando a ser el platillo favorito del rey Ricardo Corazón de León.
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En México, la historia del consumo del pollo es reciente, pues como se sabe, el pollo no era un animal endémico de América y su llegada se sucedió gracias a los conquistadores. Sin embargo, ya existía la crianza de aves como animales domésticos, entre ellos el guajolote. Posteriormente, durante el gobierno del cuarto virrey, se decretó que los indígenas criaran como mínimo 12 gallinas y seis guajolotes. Con esta medida, la producción y consumo de gallos y gallinas creció exponencialmente.
¿Cómo llegaron la receta de los pescuezos asados?
Finalmente, el pollo rostizado llegó a México de la mano de Pollos Río, cuya sucursal matriz yacía en la calle de Gutemberg en la colonia Anzures de la Ciudad de México. Aunque la primera rosticería hacía los pollos a la leña, poco a poco los imitadores fueron sustituyendo la máquina por gas. En pocos años, las rosticerías crecieron por todo el país.
Existe una gran cantidad de formas de realizar el pollo rostizado, el cual debe ser marinado para tener un mejor sazón. Sin duda, una de las partes favoritas de los mexicanos es el pescuezo, el cual funge mayormente como una botana que se acompaña con salsa y limón.
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