Es llamado Minino, Michi, Mizo O Peludo, pero su nombre científico es Felis Silvestris Catus, conocido como el gato doméstico y que hoy 20 de febrero está de fiesta en el Dìa Internacional del Gato.
Ellos aman la independencia, pero también a veces parecen odiar al mundo, pero otras son tan cariñosos que agobian. Su comportamiento ambivalente y confuso es tremendamente parecido al de un humano.
Hoy en su día diversos medios de comunicación en el mundo les dedican espacios y por eso te presentamos su historia, los beneficios de tener un gato y como la ciencia ya los utiliza en aplicaciones terapéutica a través de la gatoterapia.
Su historia
Durante cientos de años los gatos fueron tratados como seres infernales. Se creía que eran los fieles compañeros de las brujas, portadores de mala suerte y enviados del diablo. Su carácter indómito e impredecible lo temían tanto pueblerinos como poderosos.
En algunas civilizaciones su presencia, por el contrario, siempre fue sagrada. En Egipto se les veneraba por ser los protectores de su dios más importante: Ra. Este nacía y moría con la salida y la caída del sol, y era durante la noche cuando se convertía en presa fácil de sus enemigos. Los ojos de los felinos, asociados al león, reflejaban los rayos del sol durante este período.
Leyendas aparte, su aparición como animales domésticos también fue bastante llamativa. Al contrario que los perros, utilizados como guardianes de ovejas y cazadores, los gatos en un principio se mantuvieron salvajes.
Según recientes estudios, se cree que ellos mismos decidieron acercarse a los humanos al ver que estos les proporcionarían comida. Su apariencia mansa propició que fueran alimentados por ganaderos y agricultores, que finalmente los aceptaron gracias a su gran labor como cazadores de roedores.
No sería hasta varios siglos después cuando los gatos serían aceptados como compañía. Hasta el siglo XIX se consideraba un hecho insólito y mal visto poseer mascotas, ya que mantenerlas era un derroche de dinero insustancial.
Beneficios de tener un gato
Para una persona que viva sola, el gato es la mejor opción. Es muy independiente cuando quiere, pero también muy cariñoso. ¡A veces será tan pesado que solo querrás que se vaya a otra habitación!
Son muy graciosos y juguetones, y estarás siempre entretenido con él. Recuerda que es necesario darle de comer adecuadamente, estar al tanto de sus vacunas y cortarle las uñas (a no ser que quieras que rompa todos y cada uno de tus muebles y cortinas.
Es bastante curioso que la misma investigación llevada a cabo con canes reportara resultados tan completamente distintos. Los dueños de perros, al contrario que los de los felinos, seguían manteniéndose en la media. Esto significa que aquellos que poseen gatos tienen menos probabilidades de fallecer a causa de un infarto que los que no.
Al contrario que otros animales, los gatos apenas necesitan cuidados. Dejando de lado las vacunas o la alimentación, son seres bastante limpios. En cuanto aprenden a usar el cajón de arena no dudan en utilizarlo siempre; se lavan ellos mismos y a sus crías y no requieren constante atención.
Ahora bien, procura bañarles cada cierto tiempo, mantente al tanto de que la comida sea la adecuada y no olvides llevarle a sus citas con el veterinario. Recuerda que un gato sano es un humano saludable.
¿Gatoterapia? Sí existe.
La gatoterapia es un tratamiento contra los problemas de ansiedad, estrés y depresión. Mejora la calidad de vida y crea una conexión muy especial entre el felino y su dueño. Además, según diversos estudios, las personas que sufren algún tipo de cardiopatía muestran una progresiva mejoría tras convivir con un gato.
Mejora los síntomas de la depresión y el estrés
Los felinos provocan una notable mejoría en personas que sufren trastornos de estrés, ansiedad y depresión. El ronroneo resulta muy relajante, estimula la concentración y crea un ambiente muy acogedor.
Ayuda para el Alzheimer, el autismo y el TDAH
Los felinos suelen ser bastante recomendados para aquellas personas que viven solas, sobre todo en el caso de los ancianos. Incluso, aquellos que sufren algún tipo de demencia como el Alzheimer pueden experimentar recuerdos al acariciarlos, retrasando la degeneración neuronal que sufren. El ronroneo del animal, a su vez, estimula algunas terminaciones nerviosas fundamentales a la hora de evocar historias pasadas.
Aunque científicamente no hay investigaciones que lo apoyen, se conocen miles de casos donde su presencia ha mejorado la calidad de vida de sus dueños.
Acariciarlos, oírles maullar y ronronear y observar como juegan sirve de estímulo para muchos pacientes.
El cuidado de un gato una gran responsabilidad.
Tener un gato en casa es una gran responsabilidad para los niños porque deberán cuidarlo, darle de comer y educarlo, lo cual no es siempre tarea fácil. Es importante hablar con los más pequeños sobre el tema, para que sean conscientes de la importantísima labor que van a llevar a cabo.
No te olvides de dejarles claro que un animal NO es un juguete. No está bien pegarle, tirarle al suelo o agarrarle de la cola. Los seres vivos deben ser respetados y queridos, y seguro que la nueva mascota será mucho más feliz si no se la molesta.