- El director de la CONABIO, consideró que en 1519 no hubo sensibilidad para respetar y valorar conocimientos de grupos nativos.
A 500 años del llamado Encuentro de Dos Culturas “México-España”, la historia sigue generando temas polémicos.
Durante el recorrido de Hernán Cortés hacia la ruta México-Tenochtitlan en 1519, a su paso por Tlaxcala, la entidad perdió ecosistemas y patrimonio natural, situación que en la actualidad lo tiene en los últimos lugares del país en conservación de ecosistema, opinó el biólogo José Sarukhan Kermez, Director de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).
Al dictar la conferencia “La naturaleza de la Ruta de Cortés y la transformación del medio ambiente en el Valle de México” organizado por el Colegio Nacional esta semana, afirmó que se hubieran tenido todos los beneficios del encuentro de las dos culturas “si hubiera existido más sensibilidad al aprovechar, respetar y valorar el conocimiento de los grupos nativos de México, especialmente el de las plantas”.
Ante estudiantes e historiadores participantes en el IV Encuentro “Libertad por el saber: 1519 a quinientos años” en la Ciudad de México, aseguró que Tabasco, Veracruz y Tlaxcala son los tres estados del país en donde Hernán Cortés permaneció más tiempo durante su recorrido hacia México-Tenochtitlán en el año de 1519.
Sin embargo, en esas entidades por donde transitó la Ruta de Cortés “las tres han perdido la mayor parte de sus ecosistemas, de su capital natural, de su patrimonio natural, aunado a que están en los últimos lugares de conservación del país. Ha habido decenas de malas decisiones, siglos de poco cuidado y recientemente es cuando ha habido mayores daños”, comentó.
El también biólogo e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), reflexionó sobre los tipos de diversidad que los mexicanos han ignorado: la biológica y la cultural de los pueblos indígenas.
Abundó que Veracruz, que en algún momento fue el tercer estado con mayor diversidad biológica, ahora es la entidad que más padece la conservación junto con Tlaxcala, “esto quizá fue resultado de que por ahí empezó todo el proceso de colonización, entonces hubo más poblaciones y más impactos”.
“México y Centroamérica son uno de los centros de diversificación de cultivos de los cuatro o cinco que hay en el mundo, es decir, han sido las cunas del desarrollo de las plantas cultivadas; son el mantenimiento de la población mundial, lo han sido, lo son y lo seguirán siendo en el futuro”, comentó.
Diversidad biológica y cultural, los temas olvidados.
Bajo este tenor el Director de la CONABIO manifestó su preocupación por los dos tipos de diversidad que México ha ignorado.
“El primero es la diversidad biológica, pensando que con dos o tres soluciones agronómicas o de producción resolvemos las necesidades del país. El segundo, la diversidad cultural de la que hablamos mucho y cuidamos muy poco. Muchos estamos orgullosos del pasado indígena siempre y cuando esté detrás de la vitrina de un museo, pero no en la vida real de los millones de descendientes que quedan”, dijo.
Opinó que “nunca se valora qué significa en este momento tener todavía los cultivos y la diversidad étnica. Cada año se siembran 59 razas nativas de maíz y ¿cuántas ha visto la gente en los mercados? Ese maíz se siembra no porque los campesinos sean miembros de alguna asociación no gubernamental protectora de las razas del maíz sino porque lo valoran y lo usan”.
Finalmente consideró que para mantener la diversidad étnica es necesario estimular la producción y el consumo de la gastronomía mexicana y del uso de ingredientes legítimos “porque ésos están producidos por grupos étnicos que en diversas partes del país siguen produciendo, cuidando y cultivando”, concluyó.