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Estudiantes del 68 aún reclaman justicia, son ejemplo de valentía y revolución ideológica

En la máxima tribuna del Estado de Tlaxcala, el Diputado de Morena, Vicente Morales Pérez, rememoró la matanza de los estudiantes del 2 de octubre de 1968, pues a 53 años el crimen de Estado se quedó en la impunidad, pero las voces insurrectas siguen reclamando justicia, libertad y sobre todo que la memoria histórica de nuestro país sea viva y activa.

En su intervención durante la novena sesión ordinaria en el Congreso del Estado, el legislador enfatizó que no se puede dejar pasar esta fecha trágica, un acontecimiento que convoca a no claudicar en esta transformación que combate a la corrupción, a la impunidad y al despotismo de los gobiernos.

“Recordemos con decoro y dignidad en esta fecha a los estudiantes que perdieron la vida en 1968 y tomemos de ellos el ejemplo de la valentía, la revolución ideológica y la vocación democrática”, expresó.

Destacó que los estudiantes del México de 1968 formaban parte de un movimiento libertario mundial, en donde el conocimiento y la conciencia ejercían la crítica que exige de la democracia.

El pleno de la LXIV Legislatura, el legislador del Grupo Parlamentario de Morena, Vicente Morales, calificó al expresidente del país, Gustavo Díaz Ordaz como un claro ejemplo del déspota todopoderoso, que de forma impune ordenó al ejército matar a mujeres, a niños, a ancianos, a padres de familia, a estudiantes y maestros. Y que de último momento, incluso, el ejército y elementos de la policía también corrieron la misma suerte.

Actualmente, consideró que México ha decidido tomar un nuevo rumbo, pero lo hizo de forma pacífica y a través de sufragio efectivo, decidió votar por un líder que tuviera sabiduría suficiente para escuchar a su pueblo y nunca reprimirlo, votó por un gobierno que tuvo como bandera el respeto a la voluntad soberana de los ciudadanos y la valentía de encabezar la cuarta transformación de la vida pública de México.

Finalmente, el legislador citó el texto de Elena Poniatowska “La Noche de Tlatelolco”, el cual señala que los francotiradores no se conformaron con rociar de proyectiles a mujeres, niños y gente del pueblo que había asistido al acto y comenzaron a disparar contra elementos del ejército y la policía que rodeaba ya la plaza para impedir que se efectuara una manifestación rumbo al Casco de Santo Tomás. Al caer heridos los primeros elementos del ejército y policías se dio la orden de contestar el fuego y se entabló una de las más espantosas balaceras que haya padecido la metrópoli.

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