Heredero de una tradición alfombrista que data de más de 140 años, el maestro Tomás Isaac Salazar, originario de Huamantla, Tlaxcala, junto con su familia, es un importante exponente del llamado arte efímero en aquella ciudad.
De acuerdo con el maestro Isaac Salazar, el origen de esta tradición en Huamantla se puede encontrar en la época prehispánica, cuando los guerreros tlaxcaltecas regresaban victoriosos de una batalla, a su paso, la población les recibía arrojándoles pétalos de flores diversas, que se daban en la zona de La Malinche.
“Queremos entender que es un indicio de cómo se inicia el arte efímero aquí en Huamantla, sin embargo, al transcurso de los años, al pasar de los siglos, obviamente que se vienen implementando nuevos materiales. En aquellos tiempos eran los pétalos de flores, hasta la década de los años 30, 40 aproximadamente se empezaron a implementar otros como la arena, el aserrín, las pinturas monocromáticas”, detalla.
De arrojar pétalos de flores a los guerreros victoriosos, este arte ha evolucionado a una celebración religiosa católica en honor a la Virgen María y a la Virgen de la Caridad; anteriormente se hacían grecas que simbolizaban a María, y ahora se diseñan imágenes religiosas más estilizadas, más elaboradas, comenta.
“Al pasar de los años ha evolucionado bastante, ya se hacen trabajos más profesionales, dándoles un toque como si fuera un cuadro al óleo”, señala el entrevistado quien sostiene que el arte del alfombrismo para las y los huamantlecos es un acto de fe.
Desde los seis años, Tomás Isaac Salazar era llevado por sus padres a ver las alfombras que realizaba su abuelo Antonio Salazar. Desde esa temprana edad, Tomás participaba en los concursos de mini alfombras con lo que daba sus primeros pasos en este arte, siendo parte de los primeros lugares durante 10 años consecutivos.
El entrevistado afirma su abuelo Antonio fue quien “abrió el camino” en este bello arte, aunque en el año 1888 su bisabuelo, Carlos Salazar, junto con otra familia, hizo un acto fe, pues en aquellos años Huamantla estaba en peligro de inundación en época de lluvias, por lo que decidieron sacar la imagen de María y la Virgen de la Caridad a una procesión alrededor del templo, “ofreciendo al mismo tiempo, una ofrenda de flores para que nos librara de esa catástrofe natural”, hecho registrado en el cabildo de la ciudad.
En la actualidad, dice, las celebraciones a la Virgen de la Caridad se realizan todo el mes de agosto, pero la noche del día 14 es cuando se elaboran alrededor de 10 kilómetros de tapetes y 30 alfombras de aserrín y otros materiales en el atrio de la Basílica de la Caridad y las calles principales; en la creación de este arte efímero participan las y los pobladores de Huamantla, es la que se conoce como “la noche que nadie duerme”. Y, la celebración de la virgen es el 15 de agosto.
Dependiendo el tamaño de la alfombra, explica, el trabajo puede llevar entre siete y hasta 15 horas; en el proceso participan sus hijos y algunas otras personas contratadas para tal fin.
El maestro Tomás Salazar considera que hacer alfombras o tapetes es una forma de manifestar su fe, no solamente ante María, sino que, como católicos creyentes, es una ofrenda directa al Creador, de ahí que su bisabuelo, en aquella peregrinación se sumó el tributo al hacer tapetes.
“Es un acto de fe, un acto de amor que nosotros como artesanos y, de acuerdo con nuestro estudio, podemos ofrendar al Altísimo precisamente para dar gracias, antes que nada, por la vida, por el aire que respiramos, por la naturaleza y por toda la creación que Él nos da, esa es nuestra forma única de expresar esta gratitud, ese amor y esa entrega más que nada, al Creador”, enfatiza.
En el pasado mes de abril, el maestro Tomás representó con sus creaciones a Huamantla, durante el “Primer encuentro de la hermandad”, celebrado entre New Haven, Connecticut, Estados Unidos de América, y Tlaxcala.
Puedes conocer más del trabajo de Tomás Isaac Salazar en Facebook como: Isaac Dinastía De Alfombristas Salazar de Huamantla, y en Instagram como: salazardinastia.